jueves, 14 de octubre de 2010

Everything. (Capítulo 5)

(Narra Joe)
Después de estar varias semanas de gira, decidimos aprovechar el descanso hasta la gira por sudamérica, volviendo a la casa de Los Ángeles.
El vuelo fue agotador, pero recompusimos fuerzas durmiendo lo suficiente cómo para que nuestros cuerpos estuvieran listos. Me levanté después de la siesta y pasé por las habitaciones. Nick estaba componiendo, Kevin tocaba la guitarra y Frankie jugaba a algún videojuego. Me dirigí a la cocina y tomé un vaso de agua.
Miré al exterior, el día era soleado, así que decidí salir a dar un paseo. Fui a por el coche y estuve dando una vuelta pausada por las calles de Toluca Lake. Decidí ir más allá y vi a una chica al fondo de la calle con un iPod en sus orejas que paseaba tranquilamente. Me aproximé y me pareció reconocerla. Tuve que quitarme las gafas de sol para sorprenderme aún más.
-¿Berta?
(Narra Berta)
Después de estar varios días en casa, no quería amargarme más y decidí salir a la calle. Tenía que respirar. Cuando iba por la cuarta canción de mi iPod noté cómo un coche se aproximaba y reconocí una voz. Aunque al principio creí que estaba soñando. Me di la vuelta y mis ojos no pudieron abrirse más.
-¿Jonas?
Joe se carcajeó y se aproximó a su derecha para abrirme la puerta.
-¿Subes? -dijo con una sonrisa.
-¿Para ir a donde? -le respondí confusa.
-Adonde nos lleve. -dijo tocando la chapa del coche.
-Vale, supongo que no tengo nada mejor que hacer. -en realidad estaba deseando ir adonde fuera, mientras fuese con él. Él sonrió y subí al coche.
Estuvimos un rato hablando de lo que habíamos hecho todo este tiempo, sin mencionarle todo el que había derrochado pensando en él.
Cuando tomó una curva supe que íbamos a Santa Mónica y sonreí. Me encantaba. Dejó el coche en el aparcamiento y me abrió la puerta como todo un caballero.
-¿Siempre hacéis esto? -le miré.
-¿El qué?
-Ser tan caballerosos.
-Supongo que...nos educaron así. -puso una sonrisa encantadora y nos dirigimos a la playa.
-¿Quieres un helado? -dijo de repente.
-Claro.
-¿Qué sabor quieres?
-Nata.
-¿Nata? -dijo sorprendido.
-Sí, ¿qué pasa?
-Es el helado más insípido.
-¿Pues cuál te gusta a ti?
-El de chocolate.
-Pues el de chocolate es el más básico.
Se rió escandalosamente y compró los helados.
-Gracias, Joe.
-¡Me has llamado Joe!
-Pues claro, es tu nombre...
Sonreí y caminé hacia la playa notando su risa lejana.
Me acompañó y se situó a mi altura cuando me estaba descalzando. Él hizo lo mismo y anduvimos en silencio por la orilla.
-Anda que...eres muy poco original si querías una cita romántica.
-¿Es una cita romántica?
-Si no lo es, lo parece.
-Bueno, no te voy a invitar a un restaurante de lujo con velas rojas a las 5 de la tarde.
-Ahí tienes razón.
-Adoro venir a Santa Mónica, por eso te he traído.
-Será parte del encanto -le miré y vi como miraba al suelo.
-Será eso...-clavó sus ojos en los míos y apartó la mirada disimulando con su helado.
Después de un buen rato paseando casi en silencio decidimos sentarnos en la arena.
Mirábamos el mar y de vez en cuando nos mirábamos de reojo.
-¿Sabes? -dijo de repente- Contigo me siento como cuando vengo solo pero más confortable.
-¿Por qué? -pregunté curiosa.
-No sé, pero me gusta. Me gusta venir aquí para estar tranquilo, y si es con alguien como tú es increíble.
-Yo también me siento muy a gusto contigo.
Nos miramos a los ojos durante un tiempo más largo que el día del concierto en el backstage y sentí cosas que no había sentido ni en mi habitación, recordándole.
En ese momento me gustaría que me leyese la mente y supiera todo lo que sentía. Cosas que seguramente él no sentía, y que yo no era capaz de mostrarle. Ya anocheciendo me llevó a casa. Él también salió del coche y me acompañó hasta la puerta.
-Berta, quiero que sepas que siempre que quieras puedes venir a casa. Y si te sientes incómoda puedes traerte a tus amigas.
-Muchas gracias, lo haré. Me gusta estar mucho contigo, de verdad -dije tímidamente, ya que era lo único que era capaz de decirle. Y eso que yo nunca había sido así.
-A mí también, eres como...mi paz.

Era una palabra muy simple, pero los dos sentían lo mismo, cuando Berta se quedó callada y le miró a los ojos, Joe sonrió y agachó la cabeza. Berta entró en casa con el corazón desbocado, y Joe caminó hacia su coche con las manos en los bolsillos del pantalón, pero con el mismo latir que ella.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Thinking of you. (Capítulo 4)

(Narra Berta)
Dos días después, volvimos a Los Ángeles. Despertamos del sueño de Nueva York y continuamos con nuestras vacaciones de verano como de costumbre. Yo me pasaba el día en casa de Beatriz, una de mis mejores amigas. O con las demás. Una tarde decidimos ver vídeos en Youtube y prácticamente me enseñó todos los que los JB habían subido en su cuenta. La verdad es que eran muy agradables, esos chicos. Me contó varios secretillos que quise no saber, ya que la mayor parte serían invenciones de la prensa. El vídeo que destaqué como la mejor parte de la tarde fue el de Joe bailando Single Ladies. Me le imaginaba así.
-Parece que te llevaste bien con Joe ¿no? -me preguntó de repente Beatriz.
-Pues...¿sí?
-No te quitaba el ojo de encima.
-Pues normal, si estábamos hablando...
-Ya, pero...yo sé lo que digo.
-¿Qué dices?
-Pues que en el concierto fue bastante especial, y luego abajo, la foto...todas la vimos.
-Sigo pensando que en la foto no me miraba por nada especial.
-¿Y por qué se mira a alguien si no?
-Bueno, y ¿qué me quieres decir con esto?
-Pues que le gustas.
-Creo que ya somos mayorcitas como para entender que gustarle puede ser qué mona y adiós. Vivimos en Los Ángeles y nos han invitado, pero ¿y qué? Eso no significa que ahora seamos íntimos.
-Pero... ¿a ti no te gusta?
-Pues no. -mentí. En realidad me gustaba muchísimo, pero también era consciente de que él tenía una vida muy movida. No era nadie para él.
-Es imposible que no te guste ni un poco...
-¿Vosotras no decís que es un mujeriego?
-Sí, pero eso no tiene nada que ver, Berta.
Cambié de tema y decidí seguir viendo vídeos que no tuvieran que ver con los 3 hermanos. Beatriz no dijo nada más.
Pasaron las semanas y mis amigas seguían comentando la invitación que nos hicieron. Algún día llegamos a pasar por su casa, pero estaba cerrada. Seguramente seguían en otra parte. Todas las tardes cuando volvía a casa me encerraba en mi habitación y miraba la foto que mis amigas se habían encargado de revelar. Era esa sonrisa y esa mirada tan mágica...era eso que me había hecho sentir cuando cantaba sobre el escenario...Encendí el ordenador y busqué en Youtube: 'Joe Jonas' aparecieron miles de vídeos, y elegí los que más me llamaban la atención, pero sobre todo me enternecieron varios vídeos en los que salía cantando con una niña en el escenario, con tal ternura y amor que no pude evitar sonreír. Volví a tumbarme en la cama mirando al techo y suspiré. ¿Por qué no salía de mi cabeza?

martes, 12 de octubre de 2010

I need to find you. (Capítulo 3)

(Narra Joe)Abrí la puerta de mi habitación de hotel y un olor a canela me inundó la nariz. Inspiré y solté el aire. Me quité la chaqueta y me tumbé en la cama cayendo como un peso muerto. Estaba atontado, como en una nube. Recordé el concierto y me pasaba por la cabeza un estadio repleto de gente, pero sólo brillaba una persona. La única persona en todo el concierto que a pesar de no ser fan nuestra me atraía demasiado. Quizá era eso, que no era como las demás. Berta. De pelo castaño y unos ojos de color marrones que brillaban con intensidad. ¿Cuántos años tendría? Debo quitármela de la cabeza, es una locura. Además de no estar interesada en mí, ¿cuándo voy a volver a verla? Definitivamente es una locura.
Al día siguiente amanecí con ganas de despertarme.
Me reuní con Nick y Kevin en el pasillo y nos dispusimos a ir a una firma de discos. Fue alborotante y nos ocupó toda la mañana, pero siempre sacábamos anécdotas de cosas así que nos hacían recordar después con una sonrisa.
Kevin decidió que fuéramos al Starbucks. Cuando ya estábamos allí, en la terraza, algunos se acercaron porque nos habían reconocido, y en mitad del revuelo giré mi cabeza al ver algo que no me esperaba. Un grupo de amigas iba caminando por la calle y sonreían, estaban riéndose de algo que comentaba una de ellas. Y esa era Berta. Me levanté de la silla y fui hacia ellas, que se quedaron mirándome perplejamente en cuanto me reconocieron.
-Berta. -sonreí y las demás le miraron.
-¿Recuerdas mi nombre, Jonas? -me miró y sonrió de esa forma tan sarcástica suya.
-Sólo han debido pasar unas horas.
-Bueno. En esas horas han debido pasar mil personas más.
-Tengo buena memoria.
Por un momento parecía que nos habían dejado solos. Pero ellas seguían ahí mirándonos asombradas.
-¿Puedo invitaros a tomar café con nosotros?
-¡Por supuesto que sí! -Dijeron casi todas a la vez.
Sonreí y nos alojaron una sala del piso de arriba donde no pudiera molestarnos nadie. Allí estuvimos pasando casi toda la tarde compartiendo gustos y anécdotas. Y pude comprobar la magia que desprendía ella. De vez en cuando solo hablábamos ella y yo, y la verdad es que nos parecíamos mucho. Evidentemente, sus amigas tenían más cosas que hablar con nosotros, porque nos conocían más, pero ella era especial así. Era como empezar de cero, no me conocía, yo no la conocía a ella, no te sentías observado. Todo era genial. Pasamos la tarde riéndonos y pasándolo bien en general.
-¿Y cuántos años tienes? -Pregunté de repente, para resolver mi duda.
-17. Seguramente algo menos que tú.
-Yo tengo 22.
Me respondió con una sonrisa.
-Pensé que tendrías más -continué.
-¿Por qué?
-Porque eres bastante madura.
-¿Debería agradecerte el halago?
-No, simplemente lo eres.
-Pues tú aparentas 20.
-¿Por qué?
-Porque sí.
-Buen argumento.
-Es el único que tengo.
-Lo sé, no nos conoces.
-Así es.
-Ahí está el encanto. -dije casi sin querer.
-Jonas, ¿intentas decirme algo?
En ese momento Nick dijo que acababa de recibir una llamada para volver al hotel y recoger las pertenencias.
Nos despedimos de las chicas y les preguntamos si podríamos volver a vernos. Nos dijeron que casualmente vivían en Los Ángeles y que vinieron aquí por el concierto. Les dijimos que estaban invitadas a nuestra casa siempre que quisieran y nos lo agradecieron efusivamente. Menos Berta, que se limitó a agradecer con una sonrisa. Me miraba constantemente, me habría gustado responderle, pero quizá no era lo más adecuado. Nos fuimos al hotel y mientras hacía la maleta me encontré un papel en mis pantalones. Lo leí.
Aunque pueda que me arrepienta de decir esto, tú también tienes encanto, Jonas.
Sonreí tontamente y lo guardé mientras cerraba la maleta.

I gotta feeling (Capítulo 2)


Evidentemente, después del concierto, mis amigas querían ver a los Jonas Brothers en persona, para que las firmaran algún que otro autógrafo, ya que el padre de mi amiga es uno de los policías que vigilan dicho concierto. Y yo, por supuesto, estaba emocionada.
Nunca pensé que me gustaría tanto este grupo. Quizá es la cosa del concierto, lo bien que se lo han preparado, pero es que han estado genial. Mientras recorríamos los pasillos, mis amigas me miraron, pero estaban demasiado emocionadas como para preocuparse a qué venía mi cara de felicidad.
Llegamos a una sala repleta de personas de seguridad y de comida. Nos informaron de que los chicos habían ido a ducharse y que enseguida estarían con nosotras.
La espera no fue muy larga, ya que al cabo de un rato aparecieron con sus cabellos mojados y con una sonrisa en sus caras. Me fijé en Joe. Llevaba unas gafas con la montura de color negro y el pelo mojado le hacía aún más irresistible. Nos saludaron a todas y noté que Joe se fijaba en mí. Cuando nos sirvieron unos refrescos para beber, Joe se acercó a mí y sonrió de nuevo.
-¿Te ha gustado el concierto?
-Sí, no habéis estado nada mal.
Joe me miró divertido y volvió a preguntar:
-¿Qué canción te ha gustado más?
-Si te soy sincera no me sé el nombre de las canciones.
-Ah ¿no? -Dijo sin perder la sonrisa.
-No, y si te soy aún más sincera, sólo sé que tú te llamas Joe, él Nick, y él Kevin. -Dije señalándolos.
Joe soltó una carcajada y su cara fue aún más divertida.
-Entonces...-miró a mis amigas y se volvió para mirarme. -Vienes por ellas.
-Has acertado.
-Bueno, lo importante es que no te hemos parecido nada mal.
-Así es.
-¿Debo sentirme halagado?
-¿Después de todas esas fans que por nada te pedirían matrimonio? Que va.
Joe sonrió y me miró a los ojos durante más tiempo de lo normal. No le aparté la mirada y fue él quien la apartó.
-¿Puedo preguntarte tu nombre? -Dijo de repente.
-Me llamo Berta.
Antes de que pudiéramos decir algo más mis amigas me llamaron y nos giramos. Estaban preparándose para una foto. Joe y yo nos acercamos y nos colocamos para la cámara. Poco después de eso tuvimos que irnos. Y el único recuerdo de ese momento fue una foto. Que sigo observando con una sonrisa, viendo como los ojos de Joe no miraban a la cámara si no a mí, con una expresión que ahí desconocía. Pero que ahora conozco tan bien.

When I first saw you. (Primer capítulo)

Ella salía de clase con sus amigas. Todas estaban muy contentas porque esa misma tarde sería el concierto más deseado. Todas, excepto ella. No sabía qué grupo era ese, ni por qué era tan famoso. A ella le gustaba sólo el rock y por más que sus amigas le hablaran de ellos, ella se negaba a escucharlas. Creía que eran pésimos y que porque le gustasen a todo el mundo no tenían por qué gustarle a ella. No sé por qué tienen que comentar todo el rato si el mediano está con una o con otra, o si el pequeño tiene unos rizos perfectos. En fin, no me amargaré, ellas me acompañaron al concierto de Green Day a pesar de que a ellas no les gusta ese tipo de música. Tendré que hacer un esfuerzo. Esa tarde se pasaron pensando qué ropa ponerse. Ella lo tenía claro, algo cómodo, como por ejemplo unos vaqueros y una camiseta más bien ancha. Sólo era un concierto de tres chicos que no eran importante en su vida. Jonas Brothers se llamaban.
Cuando por fin al día siguiente habían preparado todo se dispusieron a ir al concierto. LLebaban haciendo cola desde por la mañana, tuvieron que hacer lo imposible para estar de las primeras, porque había demasiada gente y querían estar de las primeras. La tarde transcurrió con gritos cuando los tres chicos salían a un balcón a saludar y la gente cantando sus canciones.
La noche llegó y, apesar de todo, ocuparon sitio en primera fila. Había muchísima gente detrás de ellas, y ella sólo pensaba cuando saldrían para que terminase ya.
Los teloneros, llamados Se Alkila hicieron su actuación y ella llegó a pensar que si ese era el grupo, ya que la gente se sabía todas sus canciones y eran tres además.
Pero como si de un terremoto se tratase, por fin salieron ellos al escenario. Pisaban fuerte y estaban seguros. Ella vio a sus amigas gritar tan histéricas como las demás. Y ella se limitaba a observar. El chico de rizos y la voz rasgada parecía que tenía estilo, y años de trabajo. Después estaba otro chico de rizos que tocaba la guitarra como si de su propio cuerpo se tratase. Y en el medio, sin parar de moverse estaba el que más simpático parecía. No paraba de poner muecas y de llevarse la mano al pecho. Comenzó a cantar y ella parecía más animada. Le empezaba a interesar el concierto. El chico empezó a moverse por el gran círculo y se acercó al grupo de sus amigas. Ella le observó más de cerca y pudo ver que tenía una gran sonrisa y un poder de atracción que podía con ella. Era como algo imposible, pero el corazón le palpitaba cada vez más deprisa mientras veía que el chico se acercaba más y más a ella. Todas sus amigas la miraron cuando el chico le dio la mano sólo a ella, se volvió a incorporar y la guiñó el ojo mientras no dejaba de sonreír y de cantar. Cuando fue a parar al otro extremo, sus amigas la miraban constantemente.
-Berta, ¡Joe te acaba de tocar, de sonreír y de guiñar el ojo!
-Ah, ¿se llama Joe? -Dijo ella desinteresada, intentando aparentar que el grupo seguía sin ser interesante para ella. Cuando en realidad le había hechizado.
-I'm paranoid! -Joe cerró la canción y Berta se volvió para mirarle. Sí, sobre todo él.